
Guille, tiene en mi todo lo que quiera, soy como su lugar, lo que me pida doy o recibo o largo u omito, lo que sea. Un ser como pocos, no sólo único, sino único loco de esos que son de fierro o de hierro mejor dicho.
Nos une una gran amistad, una fiel amistada, grave frecuencia que aplicada a lo sonoro sería algo así como tres notas de “do” en las teclas de un superpiano de su primeras tres octavas tocadas a la vez, con el pedal de sustento al palo y el pianista debería hacer un gesto de esos que hacen los concertistas al finalizar una obra barroca con los pelos sobre el teclado y casi de pie.
Imaginen lo que imagino, dos personas conectadas por decibeles, por información sonora, por deseo musical que desemboca en lo simple del cariño.
Dejo de ser cuando él esta presente o a veces si el lo necesita soy yo y él a la vez, una forma exagerada de brindarse al amor como algunos sabrán o pensarán, una vía lenta de reflejos compartidos.
El canto tiene la labor de presentarnos allá por el ´94 y resiste sin muchas trabas hasta el hoy. Hoy el me considera su amigo y es para mi una sensación casi insuperable. La música también nos a separado, por trabajos diferentes, por creencias diferentes, pero nuestras energías se vuelven a encontrar cuando ambos lo sentimos necesario.
Amor cantado entonces de Adrián para Guillermo.
2 comentarios:
de no creer... lo que una relación con otra persona te puede hacer experimentar... o en realidad pocos pueden experimentarlo con tanta intensidad. beso
anónimo!!! Gracias por el beso y por el comentario.
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